"El hombre y la naturaleza."
La galería Bacelos estrena su
nuevo local en la calle Doctor Fourquet 6 exponiendo la obra reciente de Jorge
Barbi (La Guardia, 1950), artista que disfruta de una de las trayectorias
artísticas más consolidadas del arte español. Caminante y observador, se deleita
con lo ofrecido por la naturaleza, por el azar y/o por el hombre, lo recoge, lo
asimila y le otorga una marcada y sencilla carga poética.
En la colección, Barbi nos presenta sus últimos trabajos artística, científica, poética y humanamente; mira a través de lo que la Tierra nos da, a través del tiempo y de sus imágenes. La galería presenta una muestra en la que más de una decena de piezas confirman la relevancia y perfección técnica de Barbi.
En la colección, Barbi nos presenta sus últimos trabajos artística, científica, poética y humanamente; mira a través de lo que la Tierra nos da, a través del tiempo y de sus imágenes. La galería presenta una muestra en la que más de una decena de piezas confirman la relevancia y perfección técnica de Barbi.
Los mosaicos de imágenes que
lucen caóticamente ordenados en las paredes de la galería son lo que más me
llamó la atención. “Producto de la
necesidad, producto del juego, producto del azar.” Estas hermosas imágenes se
catalogan así por el fenómeno que las origina, reuniendo en ella la belleza y
la emoción de cuando lo humano y lo natural se une de manera no destructiva. En
todos los casos revelan, por parte de quienes han creado esas disposiciones,
una comprensión del medio y una integración de sus elementos y sus espacios que
son muy diferentes de las del visitante. O de las del artista, incluso cuando
tienen muchas veces un componente estético, aunque sea involuntario. El artista
es el que las detecta, las colecciona y compone con ellas un mensaje.
Todas ellas resumen, bajo mi punto de vista, una reflexión pausada y lejos del consumismo al que el mercado del arte nos tiene acostumbrados. No son capitalistas. No buscan un lucro. Son bellas, sin más.
Todas ellas resumen, bajo mi punto de vista, una reflexión pausada y lejos del consumismo al que el mercado del arte nos tiene acostumbrados. No son capitalistas. No buscan un lucro. Son bellas, sin más.
Otras tres imágenes se incluyen también en la exposición:
las geometrías orgánicas que Barbi nos presenta son excelentes. Un matrimonio
entre la madera y la piedra que no da lugar a divorcio por su astuta
sincronización.
En “Señales de humo” se reúne una masiva colección de
objetos rudimentarios, ordinarios, comunes que, convertidos en arte, se
trasforman, se retuercen hasta conseguir un nuevo significado, una nueva
simbología; su disposición determina su sentido. A pesar de su cotidianeidad, consiguen
transmitir algo… misterio, quizá… Y consiguen conservar la emoción del
espectador al preguntarse su origen (o, al menos, eso es lo que a mí me
ocurrió cuando los contemplé.) Las huellas, los
símbolos y los jeroglíficos que se reflejan en las obras son parte una mezcla
de realidad e imaginación.
La serie “Paso previo” me dispersó totalmente. Las acumulaciones
de esos diversos elementos, su reinterpretación y/o recolocación me pareció que
tenían un gran simbolismo y que funcionaban como materia primigenia.
Y todo
esto se resume en cuatro palabras: La naturaleza es bella. Me acuerdo aquí de
mi profesora de Literatura del año pasado y de una cita que una vez dijo en
clase. En ese momento no le di mayor importancia pero ahora…
“La naturaleza bien ordenada,
contemplada por un hombre bien ordenado; he ahí lo poéticamente bello.” - Joseph
Joubert.
Gracias a esta exposición,
conseguí llegar a una conclusión bastante interesante y que nunca antes me
había planteado: Gracias a la naturaleza, la literatura, la pintura, la escultura y la arquitectura son lo que son ahora...;
piense en esos paisajes bellos, con toda su perfección, que inspiraron en su
momento a miles de artistas (poetas, músicos, pintores...) y que dieron lugar a
obras maravillosas de las que todos disfrutaron en su época, disfrutamos
nosotros ahora y disfrutarán las generaciones venideras. ¿Qué hay de ese “Locus
amoenus” repetido hasta la saciedad? De no ser por la naturaleza no existiría
la escritura descriptiva, ni los paisajistas, ni infinidad de artistas que
bebieron de sus fuentes y se tostaron con su hermosura, como le pasa al artista que nos ocupa.
La importancia de nuestra Madre Naturaleza es ilimitada y si ella desaparece, vamos todos detrás. Interesante, ¿no?
La importancia de nuestra Madre Naturaleza es ilimitada y si ella desaparece, vamos todos detrás. Interesante, ¿no?
Elena Sanz Sánchez.
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